Crisis ambiental amenaza el patrimonio iraní

La tierra se hunde 25 centímetros al año y pone en peligro el legado monumental del Imperio persa

En Irán, el suelo se hunde a un ritmo frenético, poniendo en riesgo emblemáticos vestigios arqueológicos y culturales

Persépolis, en Irán (1)
Persépolis, en Irán. PD

En el centro de Irán, las huellas del antiguo Imperio persa coexisten con una amenaza invisible a simple vista, pero devastadora: el progresivo hundimiento del suelo.

Este fenómeno, conocido como subsidencia, ya afecta a amplias áreas del país, con descensos que alcanzan hasta 25 centímetros al año en determinadas regiones.

La magnitud del problema es alarmante.

Ciudades históricas, complejos arqueológicos y monumentos que han resistido guerras, invasiones y siglos de erosión ahora se enfrentan a un enemigo mucho más insidioso: la desaparición gradual de la tierra que sostiene sus cimientos.

Las causas son múltiples, pero un factor crucial destaca: la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos. El crecimiento poblacional, el desarrollo agrícola y la expansión urbana han incrementado la demanda de agua. Con una escasez crónica de lluvias, muchos agricultores y habitantes recurren a pozos profundos para extraer agua del subsuelo, lo que provoca el vaciamiento de los reservorios naturales y el colapso de las capas que antes sostenían el terreno.

  • La tasa de extracción de agua subterránea en Irán está entre las más altas del planeta.
  • En regiones como Teherán, Isfahán o Yazd, el hundimiento del terreno ya afecta infraestructuras clave y barrios enteros.
  • La frecuencia e intensidad creciente de periodos de sequía agravan este fenómeno y dificultan la recuperación natural de los acuíferos.

El patrimonio persa, en la cuerda floja

El impacto directo de la subsidencia sobre el patrimonio cultural iraní es especialmente alarmante. Algunos de los tesoros arquitectónicos y arqueológicos más importantes del país están construidos sobre terrenos que muestran signos evidentes de hundimiento o fracturas en su superficie.

Entre los lugares más amenazados se encuentran:

  • Persépolis, la capital ceremonial del Imperio aqueménida y Patrimonio Mundial según la UNESCO, sufre grietas y desplazamientos en sus antiguas estructuras.
  • El palacio de Golestán en Teherán, una joya de la dinastía kayar, ha comenzado a mostrar fisuras tanto en muros como en suelos.
  • Los jardines históricos de Isfahán y Kashan, renombrados por sus sistemas hidráulicos tradicionales, enfrentan riesgos serios debido al colapso del subsuelo y pérdida de vegetación.

Este deterioro progresivo plantea serias dudas sobre la viabilidad para conservar estos monumentos, muchos dependen ya no solo de su historia sino también de una estabilidad geológica que se encuentra amenazada.

Consecuencias sociales y económicas

El hundimiento no solo impacta la memoria histórica. Las repercusiones sociales y económicas son igualmente severas:

  • Carreteras, vías férreas y líneas de metro sufren deformaciones y daños estructurales, lo cual representa un riesgo para la seguridad pública.
  • En áreas rurales, la subsidencia perjudica cultivos y sistemas de riego, poniendo en jaque tanto la economía local como la seguridad alimentaria.
  • Cada año aumentan los costos para reparar y reforzar infraestructuras culturales y civiles, todo esto en un contexto económico ya tensionado por sanciones internacionales e inflación.

Respuestas y desafíos pendientes

Las autoridades iraníes han comenzado a reconocer la gravedad del problema; sin embargo, las soluciones avanzan lentamente. Entre las medidas propuestas y algunas ya implementadas se encuentran:

  • Restricciones más estrictas sobre la extracción de aguas subterráneas.
  • Inversión en tecnologías para un riego eficiente y cultivos menos dependientes del agua.
  • Monitoreo mediante satélites y estaciones terrestres para detectar movimientos del terreno.
  • Proyectos destinados a restaurar y reforzar las estructuras más afectadas.

Sin embargo, la presión demográfica junto con la falta de alternativas viables para abastecerse con agua complican la aplicación efectiva de estas políticas. Además, proteger el patrimonio exige recursos significativos así como colaboración internacional, especialmente para lugares tan valiosos como Persépolis.

Una herencia en peligro: el reto por conservar la identidad

El hundimiento del suelo en Irán es un claro recordatorio sobre cómo una crisis ambiental puede poner en riesgo no solo el presente sino también la memoria e identidad nacional. La amenaza se cierne sobre las joyas del antiguo Imperio persa pero también afecta a millones en su vida cotidiana.

Como señalan expertos locales, “el mayor riesgo es que el daño sea irreversible antes de que nuestra sociedad tome plena conciencia acerca de lo que realmente está en juego”. El desafío es titánico: preservar una herencia cultural única frente a una amenaza silenciosa pero persistente que avanza bajo nuestros pies mientras el tiempo corre.

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