TECNOLOGÍA AMBIENTAL Y SOSTENIBILIDAD EN ACCIÓN

IA e imágenes hiperespectrales revolucionan el reciclaje: clasificación de residuos más eficiente

Un sistema que une cámaras hiperespectrales e inteligencia artificial mejora la separación de residuos y promete reducir costes y contaminación

IA e imágenes hiperespectrales revolucionan el reciclaje: clasificación de residuos más eficiente
Inteligencia Artificial PD.

Separar la basura ya no será lo mismo. La nueva generación de sistemas para la clasificación de residuos está dejando atrás los viejos métodos manuales y mecánicos, gracias a una alianza inesperada entre la inteligencia artificial (IA) y las imágenes hiperespectrales. Esta combinación, tan de ciencia ficción como de laboratorio industrial, permite identificar —sin tocar— materiales como plásticos, metales y orgánicos, y hacerlo con una precisión y rapidez que parecen sacadas de una fábrica del futuro.

A día de hoy, 18 de septiembre de 2025, esta tecnología comienza a desplegarse en plantas de reciclaje industriales y promete un salto tanto en eficiencia operativa como en impacto medioambiental. Mientras los retos del reciclaje global se multiplican, sistemas como WiserSort y el proyecto SEPARA demuestran que la automatización y la visión avanzada pueden cambiar las reglas del juego.

¿Cómo funciona la magia? De la luz invisible a la inteligencia de máquina

Para entender el truco, basta imaginar una cinta transportadora plagada de residuos: desde botellas de PET hasta latas y restos de comida. Sobre ella, una cámara hiperespectral capta imágenes en cientos de bandas del espectro electromagnético —muchas más de las que ve el ojo humano—. Cada tipo de material refleja la luz de una manera única; la cámara, junto con algoritmos de deep learning, puede identificar esas “huellas dactilares” ópticas en tiempo real.

El proceso, lejos de ser solo visual, es puro análisis de datos:

  • El sistema captura la imagen hiperespectral del residuo.
  • Algoritmos de IA, entrenados con miles de ejemplos, clasifican el material detectando patrones imposibles para un operario humano.
  • Un sistema automatizado (normalmente, chorros de aire o brazos robóticos) separa los residuos en fracciones puras casi sin intervención manual.

Esta secuencia, repetida cientos de veces por minuto, no solo acelera la separación, sino que minimiza errores y reduce la contaminación cruzada entre materiales reciclables.

Beneficios claros: eficiencia, sostenibilidad y menos errores

La tecnología aporta mejoras tangibles:

  • Precisión superior: La IA distingue materiales que a simple vista parecen idénticos, como plásticos de diferentes tipos o envases con restos orgánicos.
  • Velocidad de procesamiento: Una línea equipada con cámaras hiperespectrales puede gestionar toneladas de residuos por hora, mucho más rápido que los métodos convencionales.
  • Reducción de costes: Menos mano de obra, menos reprocesado de residuos y mayor pureza en los materiales reciclados suponen ahorros económicos y energéticos.
  • Impacto ambiental: Se reduce la cantidad de residuos mal clasificados y, por tanto, la contaminación derivada del vertido o incineración de materiales reciclables.

Como ejemplo, el sistema WiserSort ha demostrado en plantas industriales que puede adaptarse a nuevos materiales y aprender de la experiencia, incrementando su precisión con el tiempo gracias a su motor de aprendizaje profundo. El proyecto SEPARA, por su parte, ha validado el uso conjunto de sensores 2D, 3D e hiperespectrales para separar residuos complejos como films plásticos y componentes metálicos en plantas de reciclaje de envases.

Desafíos y límites: la perfección todavía no existe

No todo es de color verde en el mundo de la IA y la óptica avanzada. El despliegue de estas tecnologías requiere inversiones iniciales significativas: las cámaras hiperespectrales y los sistemas automatizados no son precisamente baratos. Además, el entrenamiento de los algoritmos de IA necesita grandes volúmenes de datos etiquetados y una supervisión constante para evitar errores de clasificación, sobre todo ante la aparición de nuevos materiales o residuos “híbridos”.

Por otro lado, la fiabilidad de los sistemas depende de la calidad de las imágenes y de la calibración óptica. Factores como la suciedad sobre los residuos, la variabilidad en la iluminación y la presencia de materiales compuestos pueden dificultar la clasificación automática, aunque la IA aprende y mejora con el tiempo.

Aplicaciones reales y pilotos: del laboratorio a la planta de reciclaje

Estos sistemas ya se están probando y usando en entornos industriales. El caso de WiserSort ilustra cómo la visión hiperespectral, unida a la IA, se ha integrado en plantas de reciclaje de residuos municipales y centros de recuperación de materiales, procesando grandes volúmenes y contribuyendo a la economía circular. El proyecto Hiperorujos en la industria vitivinícola utiliza la misma tecnología para valorizar residuos de uva, transformándolos en recursos útiles en lugar de desechos.

En otro piloto destacado, el consorcio CDTI-Ecoembes ha implementado sensores hiperespectrales y deep learning para identificar residuos críticos en cintas transportadoras, logrando una separación más precisa y dejando la puerta abierta a la integración de robots para automatizar por completo el proceso.

IA en acción: avances recientes y perspectivas de futuro

Los avances en inteligencia artificial han sido clave para que la clasificación automática de residuos pase de la teoría a la práctica. La madurez de los algoritmos de deep learning y el aumento de la potencia de cálculo permiten entrenar modelos cada vez más fiables y adaptables a nuevos materiales o residuos emergentes. Además, la integración de sensores adicionales (2D, 3D, hiperespectrales) y la posibilidad de combinar datos de distintas fuentes abren la puerta a sistemas de clasificación aún más robustos y polivalentes.

¿El futuro? No solo plantas de reciclaje más limpias y eficientes, sino también la posibilidad de monitorizar flujos de residuos en tiempo real, optimizar la logística y reducir el impacto ambiental de la gestión de residuos urbanos e industriales. Todo ello, por supuesto, sin perder el toque humano: la supervisión y el control de calidad siguen siendo necesarios, aunque cada vez más en modo asistente tecnológico que como operario manual.

Las imágenes hiperespectrales y la IA han dejado de ser ciencia ficción y ya están aquí, listas para cambiar la forma en que tratamos la basura. Ahora, la pregunta es: ¿estamos preparados para dejar que las máquinas nos ayuden a reciclar mejor?

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