CRISIS DE PODER Y VIOLENCIA EN LA FRANJA

Los terroristas de Hamas y clanes armados luchan a muerte entre los escombros de Gaza

Colapso del control interno tras la retirada israelí y peleas mafiosas por los despojos

Combatientes de las Brigadas al-Qassam
Combatientes de las Brigadas al-Qassam EP

La madrugada en Gaza se inició con un estruendo de disparos y explosiones.

Los enfrentamientos entre los terroristas de Hamas y miembros de clanes familiares mafiosos han estallado en las calles, evidenciando un nuevo nivel de fractura interna en la Franja.

La población civil, atrapada en medio de esta violencia, vive con el temor constante por su seguridad mientras la autoridad del grupo islamista se desmorona tras meses de guerra y bloqueo.

Este conflicto no es un hecho aislado; refleja una crisis profunda de gobernabilidad y seguridad en la Franja.

La ofensiva israelí de los últimos meses ha debilitado notablemente la capacidad de control de Hamas sobre el territorio, lo que ha permitido la aparición de grupos armados rivales y el resurgimiento de viejos clanes familiares.

En este escenario, la violencia interna se convierte en un claro síntoma del creciente vacío de poder, sumiendo a Gaza en un caos alarmante.

Anatomía del enfrentamiento: guerra, colapso social y vacío de poder

El último episodio violento, que tuvo lugar en barrios densamente poblados de Gaza, enfrenta a milicianos de Hamas contra miembros armados de clanes, algunos vinculados a facciones rivales como Fatah. Las causas inmediatas son diversas según los testimonios: desde represalias por asesinatos previos hasta acusaciones de colaboración con Israel o incluso el saqueo de ayuda humanitaria.

Testigos afirman que las fuerzas de Hamas llevaron a cabo una incursión en áreas controladas por el clan al-Mujaida, buscando detener a aquellos acusados de haber asesinado a combatientes de las Brigadas al-Qassam, brazo armado del grupo islamista.

Los combates han dejado al menos una decena de muertos entre ambos bandos, según reportes médicos y locales. El intercambio de disparos se prolongó durante horas, forzando a cientos de familias a buscar refugio en escuelas o sótanos improvisados.

La utilización de armas automáticas y lanzagranadas, junto con la intervención de otros grupos armados —como la Counter-Terrorism Strike Force (CSF), opuesta a Hamas— ha elevado la intensidad de estos choques a niveles sin precedentes en los últimos años. Las consecuencias son devastadoras: además del alto número de bajas directas, se han reportado saqueos, incendios y ataques contra instalaciones médicas.

El deterioro actual en Gaza no surge repentinamente. Tras la ofensiva israelí del 2023 y el colapso de varios frentes defensivos, Hamas ha perdido control sobre cerca del 80% del territorio que antes gobernaba. La falta de una autoridad central efectiva ha facilitado:

  • El surgimiento de más de una docena de grupos armados rivales.
  • Un aumento exponencial en los incidentes violentos internos, con más de 220 enfrentamientos y cerca de 400 muertos desde octubre del 2023.
  • Saqueos masivos de ayuda humanitaria, robos e incidentes violentos por el control sobre recursos vitales como alimentos y medicamentos.

El tejido social tradicionalmente basado en lealtades familiares y clánicas ha resurgido ante este vacío. Clanes como al-Mujaida han recuperado protagonismo, actuando como actores militares y políticos locales que desafían abiertamente las órdenes emanadas desde Hamas.

La ayuda humanitaria, otro frente de conflicto

La distribución internacional de ayuda se ha convertido en otro campo minado. El caos generado alrededor del reparto de alimentos y medicinas ha desatado enfrentamientos entre milicianos, clanes y bandas criminales. En uno de los incidentes más graves recientes, un ataque israelí durante un reparto dejó al menos 18 muertos, incluidos miembros encargados por proteger dicha ayuda. Israel acusa a Hamas desviar recursos para mantener su control sobre el enclave mientras la población enfrenta una escasez extrema.

Las bandas armadas han intensificado el robo a camiones cargados con ayuda humanitaria, alimentando así un mercado negro que no hace más que aumentar la violencia.

Por su parte, Hamas intenta imponer orden con mano dura; sin embargo su capacidad para hacerlo es cada vez más limitada, especialmente en aquellas zonas donde los clanes ejercen dominio.

El futuro: ¿hacia un nuevo orden en Gaza?

Tras los enfrentamientos más sangrientos, líderes comunitarios y ancianos han intentado mediar para evitar que la situación escale aún más. En varias ocasiones se han llevado a cabo intercambios tanto de cadáveres como prisioneros para intentar contener la violencia. Sin embargo, la desconfianza reinante junto con una fragmentación social hacen difícil alcanzar cualquier tipo reconciliación.

Hamas retiene a varios miembros pertenecientes a clanes rivales e incluso amenaza con ejecuciones como medida coercitiva. La intervención israelí mediante ataques selectivos o apoyo táctico a grupos opositores añade otra capa compleja al resentimiento existente.

La fractura interna que atraviesa Gaza plantea serias dudas sobre lo que le espera al enclave. Con un Hamas debilitado ante el auge descontrolado actores armados y las injerencias externas, el riesgo real hacia una guerra civil abierta se incrementa día tras día. A corto plazo, son los civiles quienes siguen pagando el precio más alto: desplazamientos forzosos, inseguridad constante y una crisis humanitaria sin precedentes.

El desenlace actual marcará sin duda el rumbo político y social que tomará Gaza en los próximos meses. Si Hamas no logra recuperar su control efectivo sobre el territorio perdido, el vacío podría desencadenar un escenario aún más caótico donde clanes y bandas armadas impongan su propia ley. La esperanza por encontrar una solución política parece estar más distante que nunca.

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