ANTOLOGÍA DEL DISPARATE

La teoría de los espejos; o por qué Hawking, odiaba tanto a Dios

Como si Dios llevara un Rolex en la muñeca, y estuviera sujeto a las leyes físicas, construidas sobre las cambiantes hipótesis humanas

Stephen Hawking
Stephen Hawking. PD

Tal vez el desaparecido cosmólogo, Stephen Hawking, sea, hoy por hoy, el científico ateo por antonomasia, y es que es tal la importancia y renombre que los medios de comunicación graciosamente le han concedido, que su sola mención es capaz de tapar la boca a muchos creyentes de buena fe, aquellos que, ante el debate con el ateo de turno, dan la callada por respuesta, más por falta de cultura científica, que por falta de fe.

Lo cierto es que ningún científico alcanza la fama internacional por casualidad, y en el caso de Stephen Hawking, fue la publicación de su teoría sobre los agujeros negros del Universo, la causa de que, este personaje, fuera lanzado al estrellato mediático. Sin embargo, lo que la mayoría ignora es que la teoría que hizo famoso a Hawking, fue desmontada posteriormente por el físico estadunidense John Preskill, provocando que Hawking tuviera que reconocer públicamente su error, en la Conferencia Internacional sobre Relatividad General y Gravitación.

Todos los periodistas que en su momento habían alabado a Hawking por su teoría sobre los agujeros negros, se tuvieron que tragar el sapo, pero, como era de esperar, no escribieron una sola línea sobre lo ocurrido. Seguramente, por no dejar en ridículo a su mecanizado ídolo, amén de a ellos mismos.

Unos años después, en 2013, Hawking volvió a recibir un segundo guantazo en su orgullo científico, con el descubrimiento del BOSÓN DE HIGGS, más conocido popularmente como la «PARTÍCULA DE DIOS». Este hallazgo está considerado por el mundo científico serio, como el mayor descubrimiento de la Historia de la Ciencia, ya que permite conocer lo que ocurrió inmediatamente después del «BIG BANG», la gran explosión que dio origen al Universo, al explicar cómo a partir de una partícula elemental, las otras partículas elementales adquieren masa.

Pero lejos de alegrarse como científico, Stephen Hawking reaccionó con un irracional rencor, manifestando que la física sería mucho más interesante si no se hubiera descubierto esa partícula.

Poco importó que la supuesta teoría sobre los agujeros negros, que lanzó a Hawking al estrellato, se demostrara que era falsa. Y poco importa que la llamada “PARTÍCULA DE DIOS”, descubierta por Peter Higgs, por la que recibió el Premio Nobel de Física en 2013, finiquitara las teorías de Stephen Hawking.

Stephen Hawking, ya había sido deificado, en los altares del ateísmo woke, y eso, en los tiempos que vivimos, pesa más que todos los patinazos científicos de este señor. Lo cierto es que, si bien jamás ha alcanzó el Premio Nobel, sí que le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1989.

Lo que no entiendo es qué puñetas tendrá que ver la ´concordia´ con la ´ciencia´. Vaya frustración para un científico.

A veces pienso que, en algunos casos, es tal la visceralidad e inquina que mueve a algunos individuos contra Dios, que más que hablar de ateísmo, cabría hablar de rencor, posiblemente por culpa de los espejos.

Personalmente, con respecto a todas estas historias, hago humildemente mías las palabras de Jesucristo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a las gentes sencillas». Mateo, 11: 25-27.

Para concluir, quisiera recordar las palabras pronunciadas por el astrónomo y cosmólogo Robert Jastrow, fundador del  Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA:

«Para el científico que ha vivido basando su fe en el poder de la razón, la historia acaba como un mal sueño. Él ha escalado las montañas de la ignorancia, y está a punto de conquistarla última cumbre, se estira para ganar la roca final… y al llegar a la cúspide es recibido por un puñado de teólogos que han estado sentado allí desde hace siglos.»

 

ANTOLOGÍA DEL DISPARATE:

Había un vídeo donde Stephen Hawking ´razonaba´ por qué Dios no existe, que parecía más un chiste sobre estudiantes pollinos en un examen, que un argumento científico medianamente comprable.

Hawking decía, y se quedaba tan a gusto, que como antes del BIG BANG no había nada, tampoco existía el tiempo, por lo que Dios no pudo tener tiempo para producir el BIG BANG, y, en conclusión, Dios no existía.

De locos. Como si Dios llevara un Rolex en la muñeca, y estuviera sujeto a las leyes físicas, construidas sobre las cambiantes hipótesis humanas.

Obviamente, dicho vídeo, que en su momento pude ver, ya ha desaparecido de YouTube. Y es que hasta la internacional woke, y sus IA, a veces, pocas, pueden tener sentido del ridículo.

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Autor

Antonio Gil-Terrón Puchades

Antonio Gil-Terrón Puchades (Valencia 1954), poeta, articulista, y ensayista. En la década de los 90 fue columnista de opinión del diario LEVANTE, el periódico LAS PROVINCIAS, y crítico literario de la revista NIGHT. En 1994 le fue concedido el 1º Premio Nacional de Prensa Escrita “Círculo Ahumada”. Ha sido presidente durante más de diez años de la emisora “Inter Valencia Radio 97.7 FM”, y del grupo multimedia de la revista Economía 3. Tiene publicados ocho libros, y ha colaborado en seis. Actualmente escribe en Periodista Digital.

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