EL ITALIANO, EN EL OJO DEL HURACÁN

Lluvia de palos a Ancelotti tras la humillante derrota de Brasil frente a Japón

La derrota de la canarinha ante Japón desata una tormenta mediática sobre el seleccionador y evidencia el desconcierto futbolístico del gigante sudamericano

Ancelotti
Ancelotti. PD

El fútbol brasileño se despertó el 15 de octubre de 2025 con el estruendo de una derrota que ha hecho temblar los cimientos de la canarinha.

El equipo dirigido por Carlo Ancelotti sucumbió 3-2 ante Japón en un amistoso celebrado en tierras asiáticas.

Este resultado no solo ha encendido las alarmas, sino que ha desatado una avalancha de críticas hacia el técnico italiano.

No se trata únicamente del marcador, que duele, claro está, sino también de la imagen dejada en el campo: un conjunto apático, sin capacidad de respuesta ni espíritu competitivo, que observó atónito el despliegue nipón y terminó siendo blanco fácil para los medios y los aficionados.

El encuentro, que debería haber servido para consolidar el proyecto de Ancelotti con miras al próximo Mundial, se convirtió en un desfile de carencias tácticas y falta de carácter.

El seleccionador, que llegó a Brasil rodeado de elogios y grandes expectativas tras su exitoso paso por el Real Madrid, ahora enfrenta el escepticismo de un país que no tolera la mediocridad en su equipo nacional.

No es la primera vez que Brasil atraviesa un revés que tambalea su fútbol. La historia reciente está llena de episodios traumáticos, desde aquel inolvidable Mineirazo frente a Alemania en 2014 hasta las eliminaciones prematuras en Copa América y los altibajos en las últimas eliminatorias. Cada tropiezo ha ido desgastando la confianza en el proyecto actual y, sobre todo, en la capacidad de respuesta de una generación que parece estar anclada a las glorias del pasado.

La llegada de Ancelotti fue vista como un soplo revitalizante, un cambio hacia una disciplina europea y una mejora en competitividad. Sin embargo, tras la derrota contra Japón, las dudas han vuelto a asomarse en el imaginario colectivo brasileño. Las comparaciones con fracasos anteriores son inevitables y el fantasma de una nueva crisis comienza a rondar nuevamente por la Granja Comary.

Un partido para el olvido: pasividad, errores y desconexión

El análisis del enfrentamiento contra Japón deja un saldo devastador para Brasil. El equipo se mostró desdibujado desde los primeros compases, incapaz de marcar su ritmo y con una alarmante falta de intensidad. La defensa, lenta y desorganizada, fue superada repetidamente por la agilidad de los delanteros japoneses. En medio campo, lejos de controlar el juego, se vio superada por la presión rival y cometió errores garrafales al intentar salir con el balón.

Lo más preocupante fue la actitud: Brasil no jugó; simplemente estuvo presente mientras su rival brillaba. Ni siquiera los cambios realizados por Ancelotti lograron cambiar esta dinámica. El técnico, conocido por su habilidad para manejar vestuarios complicados, pareció verse desbordado ante la falta de respuestas tanto tácticas como anímicas por parte de sus jugadores. El resultado final, 3-2, resulta incluso benévolo para una selección que pudo haber sufrido una goleada mucho más abultada.

Lluvia de críticas: la prensa y la afición, sin piedad

La reacción fue inmediata. Los principales medios brasileños y europeos no tardaron en cargar con dureza contra Ancelotti. Se cuestiona su capacidad para reconducir un equipo a la deriva. Se le reprocha falta de liderazgo así como haber optado por un sistema ineficaz y no lograr motivar a un grupo que parece haber perdido su hambre competitiva. «No jugamos; simplemente asistimos», fue uno de los titulares más repetidos en la prensa digital, reflejando así el sentir generalizado entre los hinchas.

Dentro del país, figuras respetadas como Casemiro han intentado calmar las aguas recordando la valía profesional y humana del técnico italiano e instando a tener paciencia. Sin embargo, el murmullo es constante y el margen para cometer errores es mínimo con respecto a los próximos compromisos.

Un futuro incierto

De cara a los próximos partidos, reina la incertidumbre. Las casas de apuestas que consideraban a Brasil como claro favorito ante Japón han ajustado sus cuotas reflejando así una pérdida considerable de confianza en el proyecto liderado por Ancelotti. El calendario no ofrece respiro: será necesario afrontar nuevos amistosos junto al inicio del proceso clasificatorio para el Mundial bajo la presión ineludible de demostrar que lo ocurrido ante Japón fue solo un tropiezo aislado y no un síntoma profundo.

Los pronósticos son cautelosos: si Brasil no logra recuperar su solidez defensiva junto a esa ambición ofensiva característica, camino al Mundial podría convertirse en una travesía desértica. Hay quienes ven este partido contra Japón como una advertencia seria: hoy día moderno del fútbol no perdona ni pasividad ni autocomplacencia.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído