En una tarde cualquiera, entre juegos con la pelota y carreras en el parque, surge la pregunta: “¿Tu perro es diestro o zurdo?”. Al principio reina el silencio, pero pronto se desatan risas y miradas cómplices. ¿Realmente existe esta distinción en los perros? La respuesta es afirmativa, y no se trata solo de un comentario para romper el hielo en la reunión canina del barrio. Determinar si tu leal amigo prefiere su pata derecha o izquierda puede ser tan revelador como conocer su raza, su edad o su extraño amor por los calcetines.
Lejos de ser un simple capricho, la lateralidad motora —es decir, la preferencia por un lado del cuerpo sobre el otro— es tan evidente en los perros como en los seres humanos. Esta característica no solo afecta la forma en que tu perro juega o enfrenta desafíos, sino que también impacta su personalidad, su capacidad de aprendizaje e incluso cómo maneja sus emociones. La Real Sociedad Canina de España (RSCE) respalda esta idea: conocer si tu perro es diestro o zurdo te ayuda a comprender mejor su mundo y a fortalecer el vínculo entre ambos.
¿Por qué importa saber si tu perro es diestro o zurdo?
Más allá de ser una simple curiosidad, la pata dominante revela mucho sobre el temperamento de tu perro. Los estudios indican que los diestros suelen mostrar más seguridad, mejor autocontrol y una mayor capacidad para adaptarse a entornos familiares. Por ello, no sorprende que muchos perros seleccionados para labores de asistencia, terapia o guía pertenezcan a este grupo.
Por otro lado, los zurdos tienden a ser más emocionales, sensibles y reactivos ante ruidos o situaciones novedosas. Esta hipersensibilidad no es un defecto; más bien refleja su intuición y la profunda conexión que pueden establecer con sus dueños. Y respecto a los ambidiestros, estos canes que no muestran una clara preferencia suelen ser más flexibles pero también algo impredecibles en sus reacciones.
Al entender esta característica, es posible adaptar rutinas, juegos y métodos de entrenamiento para que cada perro se sienta más cómodo y seguro. Por ejemplo, un zurdo podría beneficiarse de más refuerzo positivo en ambientes desconocidos, mientras que un diestro disfrutará especialmente de actividades estructuradas como la obediencia o el agility.
¿Cómo descubrir la pata dominante? Métodos caseros, juegos y mucha paciencia
No es necesario acudir a laboratorios ni realizar sofisticados tests de inteligencia canina. Hay pruebas sencillas que cualquiera puede llevar a cabo en casa; eso sí, la clave está en repetir las pruebas con paciencia. Los expertos sugieren realizar los ejercicios al menos entre 20 y 50 veces en diferentes momentos del día para obtener resultados fiables.
Algunas de las pruebas más comunes son:
- Test del juguete o Kong: Dale a tu perro un juguete relleno de comida y observa con qué pata lo sostiene mientras intenta alcanzar el premio. Si siempre utiliza la misma pata, esa será la dominante.
- Prueba del primer paso: Fíjate con qué pata comienza a moverse al levantarse después de estar tumbado o al subir un escalón. Anota el patrón y repite la observación varias veces.
- Pedir la pata: Solicita a tu perro que te dé la pata en diferentes ocasiones y registra cuál te ofrece con mayor frecuencia.
- Esconder una golosina: Esconde un premio bajo un mueble o en tu mano cerrada y observa qué pata utiliza más para intentar alcanzarlo.
Si en dos de cada tres ocasiones utiliza la misma extremidad, puedes considerar esa como su pata dominante.
Cerebro, emociones y personalidad: ¿qué hay detrás de la lateralidad?
La explicación científica radica en el cerebro. El hemisferio izquierdo controla la pata derecha y está asociado con la lógica, rutinas y emociones positivas. En contraste, el hemisferio derecho mueve la pata izquierda e interviene en aspectos como orientación espacial y emociones intensas como miedo o precaución. Esta diferencia se traduce en matices conductuales que pueden marcar una gran diferencia en el día a día.
- Diestros: Suelen ser más estables, resolutivos y confiados. Tienen ventaja en actividades que requieren precisión dentro de entornos estructurados.
- Zurdos: Más intuitivos y emocionales; son especialmente sensibles a estímulos inesperados como fuegos artificiales o tormentas. A menudo establecen una fuerte conexión afectiva con sus dueños.
- Ambidiestros: Flexibles y adaptativos; sin embargo, pueden resultar menos predecibles ante situaciones nuevas.
No hay una preferencia clara entre los perros hacia una pata u otra; aunque algunos estudios sugieren que los machos tienden a ser más zurdos mientras que las hembras suelen ser diestras. Eso sí, esta lateralidad puede cambiar a lo largo de la vida del animal y no es tan rígida como sucede con los humanos.
Lateralidad y convivencia: ¿afecta a la relación con el perro?
Conocer cuál es la pata dominante de tu perro va mucho más allá de ser un dato curioso. En deportes caninos, entrenamientos e incluso durante paseos con correa, esta característica puede influir notablemente en cómo aprende un truco nuevo o cómo se siente al responder órdenes. Los expertos aconsejan ajustar rutinas y fortalecer el vínculo teniendo presente este rasgo para maximizar lo positivo tanto para el humano como para el perro.
Además, saber cuál es “su pata” puede ayudarte a anticipar sus necesidades emocionales y prevenir problemas relacionados con estrés o ansiedad especialmente cuando se enfrenta a situaciones nuevas o ruidosas.
Curiosidades perrunas que quizá no sabías
- Aproximadamente tres de cada cuatro perros tienen una clara preferencia por una pata dominante según recientes estudios sobre comportamiento animal.
- La lateralidad entre canes puede variar según las circunstancias: algunos pueden ser diestros al jugar pero zurdos al alcanzar comida; esto demuestra su gran flexibilidad.
- En el ámbito de perros guía y terapia se prefiere generalmente a los diestros por su autocontrol y adaptabilidad; mientras tanto los zurdos destacan en tareas donde se requiere intuición y creatividad.
- La próxima vez que tu perro te dé la pata piensa que podría estar revelando mucho más sobre sí mismo de lo que imaginas. Y quién sabe; quizás descubras que compartís algo más allá del deseo común por pasear bajo la lluvia: ¡puede que ambos sean zurdos de corazón!
