La detención de decenas de pastores cristianos en China, incluyendo al fundador de la Iglesia Zion, Ezra Jin Mingri, ha encendido una nueva alarma sobre la libertad religiosa en el país. La dictadura china ha realizado redadas simultáneas en numerosas ciudades, desde Beijing hasta Beihai, Shanghái y Chengdu. Esta nueva oleada de represión religiosa es definida por el pastor Bob Fu, fundador de China Aid y residente en Estados Unidos como “la ola de persecución más extensa y coordinada contra una iglesia subterránea en China en los últimos 40 años”
Y es que las autoridades del régimen chino han intensificado la represión sobre las iglesias no registradas, exigiendo lealtad al Partido Comunista Chino y reprimiendo cualquier desafío a su autoridad. El religioso Ezra Jin Mingri de la Iglesia Zion fue detenido en su casa en Beihai, el viernes por la noche, junto con docenas de otros líderes de la iglesia en Beijing y al menos en otras cinco provincias de China. La acusación que podrían afrontar por parte de la dictadura china es la de “difusión ilegal de contenido religioso a través de internet”, según Sean Long, un pastor de la Iglesia Zion china que actualmente estudia en Estados Unidos.
Este escenario se inserta en un marco de creciente represión religiosa bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien ha promovido la «sinización» de la religión, un particular proceso totalitario por el que toda religión debe adaptarse a lo que la dictadura establezca.
Las iglesias clandestinas, como la Iglesia Zion, han sido objeto de ataques y clausuras por no haber obtenido el registro correspondiente ante las autoridades, lo que las convierte en ilegales a ojos de la dictadura china.
La membresía de estas comunidades ha crecido notablemente durante la pandemia del coronavirus, ya que muchos creyentes se unieron a través de sesiones de oración virtuales cuando las iglesias autorizadas permanecían cerradas. Estados Unidos ha condenado estos arrestos y ha exigido la liberación inmediata de los líderes religiosos detenidos. La comunidad internacional percibe esta represión como una violación clara de la libertad religiosa.
Además, los cristianos en China enfrentan una situación complicada debido a la presión sobre las iglesias registradas, que deben alinearse con las políticas gubernamentales. Las congregaciones no registradas corren un riesgo mayor de persecución y clausura, lo que ha llevado a muchas de sus actividades a desarrollarse en la clandestinidad.
La detención de religiosos como Ezra Jin Mingri es una muestra del incremento de la represión religiosa en China, lo que inquieta tanto a la comunidad internacional como a los grupos que apoyan a los cristianos perseguidos. La reacción de Estados Unidos y otros países occidentales resulta clave para ejercer presión sobre el la tiranía comunista china y que respete los derechos humanos y garantice la libertad religiosa.
Sin embargo, la dictadura encabezada por Xi Jinping parece reacia a respetar las creencias de los chinos, lo que podría provocar una escalada aún mayor en la represión religiosa.
La situación para los cristianos en China se torna cada vez más compleja, con una presión creciente sobre las iglesias no registradas y un endurecimiento evidente de las políticas religiosas estatales. Es vital que la comunidad internacional mantenga un seguimiento cercano sobre este asunto y actúe para garantizar el respeto por los derechos humanos y la libertad religiosa dentro del país.
Con el tiempo, esta represión podría impactar negativamente en la estabilidad política y económica del país, afectando no solo a los creyentes sino también al conjunto de la población.
La libertad religiosa es un pilar fundamental para lograr estabilidad y justicia en cualquier nación; su transgresión puede acarrear consecuencias severas tanto a corto como a largo plazo. Por ello, resulta crucial que se continúe trabajando desde fuera para asegurar que China respete los derechos humanos y permita a sus ciudadanos practicar su fe sin temor a represalias.
