Soria es una provincia castellana repleta de contrastes, paisajes infinitos y pueblos medievales donde el tiempo parece haberse detenido. Sus calles de piedra, llenas de historia y patrimonio cultural, atraen a quienes buscan tranquilidad, naturaleza y autenticidad lejos del bullicio urbano. En este sentido, destinos como Calatañazor, Berlanga de Duero o El Burgo de Osma destacan por su valor histórico y turístico.
Calatañazor: donde la leyenda se encuentra con la naturaleza
Calatañazor es un símbolo de la memoria colectiva de Castilla. Su silueta, con tejados rojizos y murallas irregulares sobre un promontorio rocoso, recuerda al viajero que aquí, según la tradición, fue derrotado Almanzor. Pasear por sus calles empedradas es como sumergirse en un escenario medieval, donde la Plaza Mayor porticada, la iglesia románica de Nuestra Señora del Castillo y los restos de su fortaleza invitan a detenerse en cada rincón.
El entorno natural añade un atractivo extra: a pocos kilómetros se encuentran el Sabinar de Calatañazor, con sus sabinas milenarias, y el manantial de La Fuentona, uno de los parajes más espectaculares de Soria.
Rejas de San Esteban: autenticidad rural en estado puro
En la comarca de San Esteban de Gormaz, Rejas de San Esteban conserva la esencia del mundo rural soriano. Sus calles mantienen el trazado medieval original, y las casas de piedra y madera transmiten la autenticidad de un pueblo que no ha sucumbido a la modernización excesiva. La iglesia románica, sobria y elegante, completa un conjunto patrimonial que sorprende por su sencillez y su tranquila atmósfera.
Berlanga de Duero: la grandeza del Renacimiento castellano
Berlanga de Duero impresiona desde la distancia con su majestuoso castillo renacentista dominando el horizonte. La localidad concentra un importante patrimonio, donde destaca la colegiata de Santa María del Mercado, considerada una joya del Renacimiento castellano por sus proporciones y riqueza arquitectónica. Junto a ella, el palacio de los Marqueses de Berlanga aporta un aire señorial que recuerda la importancia histórica de este enclave.
Más allá de su valor monumental, Berlanga ha sabido posicionarse como un centro de atracción turística en la zona. Sus calles, plazas y patrimonio invitan a recorrerlo con calma, y cada año recibe a un número creciente de visitantes.
El Burgo de Osma: monumentalidad y vida cultural
El Burgo de Osma es uno de los pueblos más visitados de la provincia, y no es casualidad. Su catedral gótica-renacentista dedicada a Santa María de la Asunción se alza como el corazón de la villa, mientras que la Universidad de Santa Catalina, fundada en el siglo XVI, refleja el papel intelectual y cultural que tuvo en su época.
Pasear por sus calles porticadas y su casco urbano perfectamente conservado es un viaje directo a los siglos dorados de Castilla. Además, cabe destacar su oferta de servicios, gastronomía y alojamientos, que lo sitúan como un destino ideal.
Yanguas: un tesoro fronterizo en el Alto Cidacos
Yanguas, declarado Conjunto Histórico-Artístico, conserva con orgullo su legado medieval. Su puente de piedra recibe al visitante como si fuese la puerta de entrada a otra época, y las torres defensivas recuerdan el papel estratégico que tuvo en la frontera entre Castilla y Aragón. Sus calles empedradas y su casco histórico intacto hacen de este pueblo una auténtica joya escondida en la comarca del Alto Cidacos.
