En los últimos años, el running ha experimentado un auge sin precedentes, impulsado tanto por la búsqueda de hábitos de vida más saludables como por la proliferación de carreras populares y comunidades de corredores que comparten experiencias en redes sociales. Cada vez son más quienes encuentran en las salidas a pie una forma de desconexión y motivación diaria, lo que ha disparado la demanda de equipamiento especializado.
La elección de unas buenas zapatillas running es mucho más que una simple compra: es la piedra angular de tu rendimiento y salud a la hora de salir a trotar. En un mercado cada vez más competitivo, encontrar el par perfecto puede resultar abrumador, pero además de satisfacer las necesidades básicas de amortiguación y ajuste, unas zapatillas bien escogidas potencian tu técnica y reducen el riesgo de lesiones. Por eso, hoy te ayudamos a desentrañar las claves para que aciertes al 100% y aproveches al máximo tu inversión.
1. Conoce tu pisada y tu terreno
Antes de lanzarte a buscar modelo, lo primero es analizar tu forma de correr y el terreno en el que sueles entrenar.
- Tipo de pisada: neutra, pronadora o supinadora. Un análisis sencillo en tienda —o incluso un videotape en cinta— te revelará si tu pie tiende a rodar hacia dentro (pronación) o hacia fuera (supinación). A partir de ahí, busca modelos con plantillas y refuerzos específicos que corrijan o acompañen tu mecánica natural.
- Superficie de entrenamiento: asfalto, caminos de tierra o pista de atletismo. Para correr en ciudad, opta por zapatillas con amortiguación más blanda, que absorban el impacto continuo del asfalto; si prefieres rutas trail, prioriza suelas de tacos profundos y compuestos más rígidos para ganar tracción.
2. Amortiguación y retorno de energía
No todas las zapatillas incorporan la misma tecnología en la entresuela. De hecho, hoy conviven varias tendencias:
- Espumas ultraligeras (PEBA, EVA de alta densidad) que ofrecen un gran retorno de energía, ideal para series rápidas y competiciones.
- Sistemas híbridos (combinación de espuma y placas de carbono) que sacan partido a la ligereza y la rigidez para impulsar cada zancada.
- Amortiguación progresiva: más firme en la parte trasera y más blanda en el antepié, perfecta para corredores de fondo que buscan proteger rodillas y tobillos.
Valora tu kilometraje semanal y tus objetivos: si entrenas más de 50km semanales, la durabilidad y la respuesta en largas distancias serán más importantes que la máxima reactividad punta a punta.
3. Ajuste, estabilidad y peso
Un calzado debe adaptarse como una segunda piel. Para conseguirlo, ten en cuenta:
- Sistema de lazada y refuerzos laterales: una horma demasiado ancha provocará desplazamientos internos y rozaduras; demasiado estrecha, compresión y molestias en la planta. Prueba siempre con calcetines de running para simular tu día a día.
- Contrafuerte de talón: clave para evitar que el tobillo “bailotee” y se formen ampollas. Debe ser firme pero no excesivamente riguroso.
- Peso total: los corredores de ritmos rápidos priorizarán modelos por debajo de los 240 g, mientras que los de fondo pueden tolerar ligeramente más kilos a cambio de mayor amortiguación.
Recuerda: unas zapatillas demasiado pesadas pueden lastrar tu técnica, y unas demasiado ligeras, dejarte expuesto a sobrecargas.
4. Cuidado y vida útil
- Rotación: alterna dos pares de zapatillas para prolongar la vida de la amortiguación y permitir la recuperación interna de las espumas.
- Limpieza suave: evita lavadoras; un cepillado con jabón neutro y un secado a la sombra alargan su aspecto y funcionalidad.
- Revisión del kilometraje: ten en cuenta que, por norma general, unas zapatillas de running rinden al máximo entre los 600 y 800km; pasado ese umbral, notarás pérdida de amortiguación y estabilidad.
Además, es recomendable inspeccionar periódicamente el desgaste de la suela y los tacos para asegurarte de que mantienen un buen agarre y no presentan zonas excesivamente lisas. Guarda siempre tus zapatillas en un lugar fresco y ventilado, evitando la exposición directa al sol o a temperaturas extremas, ya que el calor puede acelerar la degradación de los materiales.
Acertar con tu siguiente par de zapatillas running no es cuestión de suerte, sino de información, prueba y conocimiento de tus necesidades reales. Realizar pruebas en distintos tipos de terreno y sobre distancias variadas te ayudará a valorar parámetros como la amortiguación y el ajuste, garantizando que cada componente se adapte a tu forma de correr. Además, contar con la opinión de especialistas y la experiencia de otros corredores facilita la elección de un calzado que combine durabilidad y respuesta dinámica. Con estos criterios claros, encontrarás el equilibrio perfecto entre rendimiento, comodidad y estilo, y darás cada zancada con confianza. ¡No esperes más para descubrir tu par ideal!

