DENUNCIA DE VIOLENCIA MACHISTA EN LA PRENSA DEL CORAZÓN

Antonia Dell’Atte alza la voz: “La primera patada que me dio Lecquio, estando embarazada, fue tras regresar de nuestra luna de miel»

La exmodelo italiana comparte en una entrevista los abusos físicos y psicológicos sufridos en su relación con Alessandro Lecquio y critica cómo se ha tratado mediáticamente su caso.

Antonia Dell'Atte
Antonia Dell'Atte. PD

Antonia Dell’Atte, uno de los rostros más emblemáticos de la moda italiana en los años 80, ha decidido poner fin a décadas de silencio para relatar, sin reservas, la violencia que experimentó por parte de Alessandro Lecquio.

En una reciente entrevista, la veterana modelo ha narrado cómo los abusos comenzaron poco después de su matrimonio, incluso cuando estaba esperando a su hijo Clemente.

“La primera patada que me dio Lecquio, estando embarazada, fue tras regresar de nuestra luna de miel”, afirma Dell’Atte, quien asegura que aquel episodio marcó el inicio de una pesadilla que se extendió durante años.

No fue un hecho aislado: las agresiones y amenazas se volvieron recurrentes, el control sobre su vida aumentó y Lecquio llegó a forzarla a dejar su trabajo para mantenerla “encerrada en casa”, según su testimonio.

El relato de Dell’Atte va más allá de la violencia física.

La exmodelo describe un patrón evidente de maltrato psicológico: aislamiento de familiares y amigos, desdén hacia sus orígenes (“tu familia es muy pobre”, le decía), control obsesivo e insultos constantes.

“Me decía que iba a destruir mi nariz para que no fuera guapa”.

Cuando intentaba separarse, las amenazas se intensificaban: “Si me dejas, te mato a ti y a tu familia”.

En marzo de 1991, Dell’Atte llegó a presentar una denuncia por malos tratos y abandono familiar en una comisaría de Madrid, aunque finalmente la retiró debido a la presión y el temor por la seguridad de su hijo.

Años más tarde, cuando lo llamó públicamente “maltratador”, Lecquio la demandó por calumnias; sin embargo, el caso fue archivado al considerar que su testimonio contenía elementos verídicos.

El papel del corazón: revictimización y frivolización

La historia de Antonia Dell’Atte no es solo otro ejemplo más de violencia machista en el ámbito privado; también pone de manifiesto cómo los medios de comunicación, especialmente la prensa del corazón, pueden contribuir a agravar el daño. Al trasladarse a España, donde no era reconocida, fue precisamente la prensa rosa la que se encargó de dar a conocer su historia… pero no con intenciones solidarias.

Según ella misma expresa, muchos programas y revistas presentaron su situación como un “triángulo amoroso” o la retrataron como “la despechada, loca y mala madre”, trivializando así su sufrimiento y deslegitimando su testimonio. “Frivolizan mucho sobre la violencia; hay gente que habla sobre malos tratos y ni siquiera aparece el 016 en pantalla”, denuncia Dell’Atte al referirse al teléfono destinado a atender a víctimas de violencia de género.

Esta crítica no es exclusiva ni nueva para Dell’Atte. El tratamiento mediático hacia víctimas famosas —como Rocío Carrasco, Mar Flores o Carmina Ordóñez— ha suscitado debate en los últimos tiempos.

Frecuentemente, estas mujeres no son vistas como víctimas “perfectas” porque no se ajustan al estereotipo: son poderosas, independientes y atractivas… lo cual parece restarles credibilidad ante ciertos sectores del público y los propios medios.

“Hay muchísimas mujeres con un gran potencial que no han sido percibidas como víctimas porque no encajaban en el modelo tradicional”, señala una periodista especializada en cuestiones de género. Este enfoque no solo afecta a las famosas; también transmite un mensaje peligroso al resto: si ellas son cuestionadas, ¿qué les sucederá a las anónimas?

Telecinco y el Ministerio de Igualdad: ¿es necesario un cambio?

Antonia Dell’Atte ha ido más allá al solicitar expresamente al Ministerio de Igualdad que intervenga en programas televisivos —como los emitidos por Telecinco— que, según ella considera, “revictimizan” y “frivolizan” la violencia machista.

Su demanda llega en un momento especialmente delicado: recientemente, el caso de Mar Flores ha reavivado el debate sobre el papel del periodismo rosa en la sensibilización contra esta problemática social. En plató, algunos invitados han hecho comentarios machistas sin que los presentadores reaccionaran con firmeza, lo cual ha generado controversia entre profesionales del medio y espectadores.

La legislación española es clara al respecto: desde 2004 existe una Ley integral contra la violencia de género que obliga a los poderes públicos a evitar estereotipos sexistas; desde 2007, una Ley para lograr igualdad efectiva exige proyectar una imagen equitativa; además desde 2010 (actualizada en 2022), una Ley general sobre comunicación audiovisual prohíbe contenidos que menoscaben la dignidad femenina.

Asimismo, el Pacto de Estado contra la violencia de género (2017) reconoce el papel crucial que juegan los medios para sensibilizar sobre esta cuestión y demanda tratar estos temas con respeto y sin sensacionalismo.

Sin embargo, tal como apuntan expertas en comunicación y género, existe una clara “regresión” en cómo se aborda este tema televisivamente: el auge de voces conservadoras y discursos antifeministas ha dificultado llevar adelante una pedagogía feminista en las cadenas privadas.

La cultura como espejo (y motor) del cambio social

El caso Antonia Dell’Atte va más allá del ámbito personal para transformarse en un fenómeno cultural significativo. Su testimonio plantea interrogantes incómodos pero imprescindibles sobre nuestra comprensión acerca de la violencia machista, quién puede ser considerado víctima y qué rol desempeñan los medios en esta construcción social del problema. No se trata únicamente de contar una historia; también implica cuestionar aquellos mecanismos que normalizan ciertas violencias o las convierten en espectáculo.

La cultura —entendida como ese espacio donde se debaten ideas, se representan realidades y se construyen imaginarios— tiene aquí una responsabilidad doble. Por un lado puede perpetuar estereotipos dañinos; por otro lado puede ser impulsora del cambio. Series documentales como Rocío: contar la verdad para seguir viva han demostrado que es factible abordar estos temas con rigor y empatía e incluso lograr cambios legislativos (como la reforma del Código Civil destinada a proteger a menores ante casos de violencia vicaria). Sin embargo queda mucho camino por recorrer: según analistas del sector pese a ciertos avances tras casos como el de Rocío Carrasco ahora parece haber un retroceso significativo en cómo se trata esta temática en televisión.

Un clamor contra el olvido

Antonia Dell’Atte no busca venganza; lo que anhela es justicia simbólica. Su voz se une a muchas otras —famosas o anónimas— que piden ser escuchadas sin prejuicios ni etiquetas limitantes. Su historia recuerda que tras ese brillo mediático hay personas reales cargando heridas profundas. Y aunque hemos avanzado legalmente, sigue existiendo un desafío cultural: conseguir que ninguna mujer sienta miedo al denunciar o compartir su experiencia públicamente por temor a no ser creída o ser juzgada.

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Autor

Fernando Veloz

Economista, comunicador, experto en televisión y creador de formatos y contenidos.

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