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Madrid siempre tiene algo que ofrecer.
En la madrugada del miércoles al jueves, un vídeo grabado en un after del barrio de Moncloa capturaba a Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, y a Ester Expósito, una de las actrices más reconocidas del momento, disfrutando de una bachata al son de El malo, de Aventura.
Las imágenes, que se han propagado como la pólvora en redes sociales, han suscitado una avalancha de reacciones: desde el asombro ante esta pareja inesperada hasta la ironía sobre las contradicciones que caracterizan la vida política española.
Según quienes estuvieron allí, el encuentro fue fortuito; se conocieron esa misma noche en una discoteca del centro y decidieron prorrogar la fiesta hasta el amanecer, mostrando una complicidad natural ante los móviles ajenos.
Este episodio, más propio del mundo del espectáculo que del ámbito político, ha iluminado no solo las vidas personales de los implicados, sino también las dinámicas que envuelven a la clase política española.
Mientras Rufián disfruta de la movida madrileña —la semana pasada lo vieron cenando con el enchufado sanchista Gonzalo Miró—, su discurso público en Cataluña se centra en defender el independentismo y últimamente aboga por “orden” ante los problemas de convivencia en ciertos barrios catalanes.
Esta dualidad —un político que se divierte en Madrid mientras apoya a Sánchez y exige seriedad— no ha pasado desapercibida para sus detractores.
Lo de Rufián es de aurora boreal.
Prometió en diciembre de 2015, poco después de tomar posesión de su escaño en el Congreso de los Diputados, que solo estaría 18 meses en Madrid, ni un día más.
Y decir entonces muy ufano que se marcharía de vuelta a Barcelona, una vez proclamada la República Catalana según la hoja de ruta independentista de su partido.
Esa promesa se repitió en varias entrevistas y declaraciones públicas en 2016, vinculándola al proceso soberanista.
Lleva como diputado casi 10 años (desde diciembre de 2015 hasta octubre de 2025), habiendo sido reelegido en las legislaturas XI, XII, XIII, XIV y XV, y sirviendo como portavoz de ERC desde 2019.
En cuanto a su sueldo, como diputado y portavoz de grupo parlamentario en 2025, cobra 115.104,24 euros anuales (aproximadamente 9.592 euros mensuales), que incluye:
- Sueldo base: Alrededor de 85.000-90.000 euros anuales (unos 3.400-3.600 euros mensuales).
- Suplemento por portavoz: 3.073,33 euros mensuales (unos 36.880 euros anuales).
- Otros suplementos y dietas: Incluyendo 4.276,78 euros en complementos fijos y 2.078,92 euros en dietas por residencia en Madrid (para cubrir gastos de desplazamiento desde Barcelona, ya que no se tributan como renta).
La bachata como metáfora política
El baile entre Rufián y Expósito trasciende lo meramente divertido. Se erige como una metáfora de una España fragmentada pero capaz de generar encuentros insólitos. El independentista catalán y la actriz internacional comparten pista al compás caribeño, lejos del ruido sobre soberanía o identidad. Sin embargo, detrás de esta anécdota festiva hay un trasfondo político que merece ser examinado.
- Rufián, famoso por su aguda retórica y su constante presencia en programas televisivos, ha forjado una imagen pública que mezcla humor con firmeza ideológica. No obstante, su reciente incursión en la vida nocturna madrileña —y sus vínculos con personalidades ajenas al ámbito político— suscitan interrogantes sobre el estilo de vida que llevan algunos representantes públicos.
- Ester Expósito, por su parte, simboliza a una generación joven inmersa entre rodajes internacionales y campañas publicitarias, distante de las trincheras partidistas pero no ajena a los focos mediáticos.
El vídeo grabado por un asistente al local fue compartido inicialmente en X (anteriormente Twitter) y ha sido visualizado miles de veces. Ha generado memes, comentarios irónicos y discusiones sobre el papel que juegan los políticos fuera del Parlamento. Ni Rufián ni Expósito han hecho declaraciones al respecto; sin embargo, fuentes cercanas aseguran que se trató de un encuentro casual y sin mayores implicaciones.
Orden en Cataluña, fiesta en Madrid
La discrepancia entre lo que se dice y lo que se hace no es algo nuevo en política. Sin embargo, cobra especial relevancia cuando involucra a figuras mediáticas como Rufián. Este diputado ha criticado repetidamente la gestión del Gobierno central sobre cuestiones migratorias y de seguridad, especialmente en Cataluña. En algunos barrios —como el Raval barcelonés— han ocurrido cambios demográficos significativos. Rufián es consciente —y así lo ha expresado— de que estos lugares están “islamizados”, pero su voto sigue siendo crucial para mantener al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez.
Esto provoca desconcierto entre sus votantes y adversarios: ¿cómo puede exigir orden y seriedad en Cataluña mientras disfruta sin reparos de la vida nocturna madrileña? La pregunta no es solo retórica: forma parte del debate sobre la coherencia política y el doble rasero aplicado por ciertos líderes. El caso Rufián ilustra cómo algunos políticos navegan entre dos aguas: piden medidas contundentes frente a problemas sociales mientras mantienen un estilo de vida alejado del ciudadano común.
La buena vida del portavoz
La frecuente presencia de Rufián en Madrid —donde pasa parte del tiempo por motivos laborales— contrasta con su discurso catalanista. El diputado reparte su tiempo entre la capital española, Barcelona —donde reside su hijo mayor— e Irún (País Vasco), donde vive oficialmente junto a su pareja Marta Pagola. Su habitual presencia en restaurantes y locales nocturnos madrileños refuerza la imagen del político integrado en círculos urbanos más cosmopolitas.
Esta “buena vida” no es exclusiva de Rufián; muchos diputados nacionales llevan estilos similares. Sin embargo, adquiere especial relevancia cuando quien disfruta es uno de los rostros más visibles del independentismo catalán. La disparidad entre un discurso rupturista y una integración social plena en Madrid alimenta el debate sobre cuán auténtico es realmente el mensaje político.
Consecuencias políticas y sociales
Aunque el episodio del after no tendrá repercusiones institucionales inmediatas, sí refuerza ciertas percepciones públicas:
- Desapego: La imagen del político bailando bachata con una estrella juvenil puede interpretarse como un signo de desconexión respecto a las preocupaciones reales de sus votantes.
- Doble moral: La exigencia de orden en Cataluña contrasta con disfrutar sin complejos los privilegios metropolitanos.
- Normalización: Que un vídeo así se viralice sin consecuencias graves para el político indica cierta normalización —o resignación— frente a este tipo de comportamientos.
En cualquier caso, este episodio recuerda que la política española sigue siendo tan espectacular como impredecible. Y que detrás de los grandes debates nacionales hay personajes capaces tanto de sorprender por sus ideas como por sus pasos al bailar.
Curiosidades y datos sobre el caso
- El vídeo fue grabado durante una sesión especial llamada La Cucaracha en el club El Internacional, situado en Moncloa.
- La canción elegida para el baile fue El malo, un clásico para los amantes del género.
- Rufián tiene 43 años; Expósito cuenta con 25. Esta diferencia generacional también ha sido objeto de comentarios.
- A pesar de estar casado con Marta Pagola (madre de su hijo), ninguna fuente cercana ha cuestionado la naturaleza estrictamente amistosa del encuentro.
- El autor original del vídeo lo compartió bajo el nombre @MarkiLokurasY con un mensaje ya viral: “Ayer estuve en un after en Moncloa y lo que vi con mis ojos no fue real; casi me da un parrake viendo bailar a Ester Expósito con Rufián”.
- El influencer Wall Street Wolverine fue uno de los primeros en difundir el clip fuera del ámbito periodístico convencional.
- Este episodio ha sido comentado tanto por medios generalistas como por programas satíricos: Alfonso Arús dedicó varios minutos al “crossover” inesperado durante su programa Aruser@s.
- Ninguno de los protagonistas ha realizado declaraciones oficiales sobre lo sucedido.
Madrid continúa siendo escenario propicio para todo tipo historias.
Y si alguien dudaba que la política española pueda ser tan entretenida como una telenovela latinoamericana… ahí tienen al diputado catalán bailando bachata al amanecer con una estrella global.
La realidad siempre supera a la ficción.
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